sábado, noviembre 10, 2012

La humedad del sueño





La humedad del sueño

 

Tarde, antes del cobijo de las sombras te tendí sobre la cama fresca, sobre esa colcha blanca de lino que hace juego con tus ideas. Me miraste sin dejar de sonreír, yo desbotoné tu vestido floreado de primavera. Mi mirada acarició tu cuerpo desnudo y me coloqué a tu lado, cerraste los ojos y soplé sobre tu cuello, el aire fresco te erizaba la piel. Tomé la brocha que usas para el maquillaje y con ella dibujé tus senos en círculos concéntricos, del izquierdo al derecho y viceversa, lo hice hasta recibir la recompensa de tus pezones; ni mis manos ni mi boca tocaban aquella piel ávida. Después de volar por aquellos promontorios, deslicé las cerdas suaves por tu plexo solar hasta llegar al ombligo, ahí giró y giró como agua que se expulsa por el orificio del mundo. Entonces te pedí que voltearas y quedaste tendida boca abajo. Pasé aquella brocha detrás de tus orejas, en el hueco de tus axilas, y bajó por tu columna hasta tus nalgas, entonces las recorrió varias veces, de pronto abriste tus piernas. Frente a la invitación pasé a las entrepiernas. La brocha subió y bajó desde la pantorrilla terminando en tu bello púbico, llegó a las corvas donde cada brochazo arrancaba un suspiro, continuó por la planta de tus pies, jugó por largo tiempo con cada uno de tus dedos. Después volteaste,  estiraste la mano y tomaste la mía dirigiéndola a tu pecho, yo, sin que mis manos tocaran tu cuerpo, deslicé mi lengua por ambos pezones terminando en un beso a penas perceptible en tu boca casi como una luz carmesí al amanecer. Mi lengua cayó por el laberinto que desemboca la comisura de tus labios mayores, ahí donde el agridulce se mezcla con la tibieza, donde los sueños se tejen con hilos gruesos, ahí descansó mi boca. Entonces mis manos separaron cada uno de tus labios para saborear aquél punto de pasión, lo rodeaba con movimientos rápidos,  te arqueabas, subías y bajabas la pelvis, después el movimiento se hacía lento y en ocasiones mi lengua se adentraba más allá de ti, se adentraba a tus ideas, a tus sentidos, a tus recuerdos. Terminaste en un espasmo largo, me separé de ti, y me aleje flotando en el desvanecimiento suave de tu sueño.

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