La humedad del sueño
Tarde, antes del cobijo de las sombras te tendí sobre la cama fresca,
sobre esa colcha blanca de lino que hace juego con tus ideas. Me miraste sin
dejar de sonreír, yo desbotoné tu vestido floreado de primavera. Mi mirada
acarició tu cuerpo desnudo y me coloqué a tu lado, cerraste los ojos y soplé
sobre tu cuello, el aire fresco te erizaba la piel. Tomé la brocha que usas
para el maquillaje y con ella dibujé tus senos en círculos concéntricos, del
izquierdo al derecho y viceversa, lo hice hasta recibir la recompensa de tus
pezones; ni mis manos ni mi boca tocaban aquella piel ávida. Después de volar
por aquellos promontorios, deslicé las cerdas suaves por tu plexo solar hasta llegar
al ombligo, ahí giró y giró como agua que se expulsa por el orificio del mundo.
Entonces te pedí que voltearas y quedaste tendida boca abajo. Pasé aquella
brocha detrás de tus orejas, en el hueco de tus axilas, y bajó por tu columna
hasta tus nalgas, entonces las recorrió varias veces, de pronto abriste tus
piernas. Frente a la invitación pasé a las entrepiernas. La brocha subió y bajó
desde la pantorrilla terminando en tu bello púbico, llegó a las corvas donde
cada brochazo arrancaba un suspiro, continuó por la planta de tus pies, jugó
por largo tiempo con cada uno de tus dedos. Después volteaste, estiraste la mano y tomaste la mía
dirigiéndola a tu pecho, yo, sin que mis manos tocaran tu cuerpo, deslicé mi
lengua por ambos pezones terminando en un beso a penas perceptible en tu boca
casi como una luz carmesí al amanecer. Mi lengua cayó por el laberinto que desemboca
la comisura de tus labios mayores, ahí donde el agridulce se mezcla con la
tibieza, donde los sueños se tejen con hilos gruesos, ahí descansó mi boca.
Entonces mis manos separaron cada uno de tus labios para saborear aquél punto
de pasión, lo rodeaba con movimientos rápidos,
te arqueabas, subías y bajabas la pelvis, después el movimiento se hacía
lento y en ocasiones mi lengua se adentraba más allá de ti, se adentraba a tus
ideas, a tus sentidos, a tus recuerdos. Terminaste en un espasmo largo, me separé
de ti, y me aleje flotando en el desvanecimiento suave de tu sueño.
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