Mónica gusta del sexo
en la espalda la cintura
la cadera
en la comisura de sus cuatro labios
en las ideas que desprende la
cocina
saborea el sexo en la estufa
a dos dedos a dos manos
con olor a orégano y sabor a tomate
con el gemido de cacerolas al untar
especias aromáticas rodean
sus recuerdos sus
oídos
sus mejillas sus pestañas
sus albricias
rubores como hervor de leche
suben y se derraman
mas allá
la respiración agitada
yace sobre una tabla de picar
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